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El baúl de Mawey

GÓLGOTA

Gólgota

Lava su conciencia
en el mar del olvido,
y olvida fácilmente aquellas veces
-innumerables veces-
que utilizó tu nombre y tu palabra
-tú desnudo, desnudo en sentimiento-,
y desgarrada el alma por las enredaderas,
se aleja de tu cuerpo inerte
y espera otro peldaño.
 
Ganar a cualquier precio
las migas del halago,
los premios, los aplausos,
y condecoraciones de hojalata.
Crecer como vulgar estantería
que devora con ansia desmedida
el pábulo de libros sin sentido;
hojas voluptuosas, llamas aduladoras,
escritas con la tinta sucia
de las prisas.
 
Rodearse de falsos alpinistas,
seguir cualquier cordada
para alcanzar la falsa cumbre
en este altivo plano,
un gigante crecido en la mentira.
Bajo su manto
se agolpan los cadáveres,
testigos silenciosos de tanta hipocresía.
Izar una bandera en su cima
es, además de inútil, imposible,
porque allí ya no caben más enseñas;
las telas son jirones
que mueren suspendidas de los mástiles
en este nuevo Gólgota,
clavadas por la furia desmedida
de tanto egocentrismo.
 
Más allá,
en otra geografía distinta, paralela,
un montañero busca la senda escondida
con sus manos desnudas;
alimenta su cuerpo
de raíces y vientos;
nunca sabrá a dónde le conduce,
ni cuál será el final
o quién o qué le espera.
Le guía la palabra en estado puro.
 
Sólo él, sin saberlo,
alcanzará por fin
el beso de los labios
de la poesía.
 
M.A.W. Mawey ®

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